Un poquito de Ravel

Leer mientras se escucha es buena idea.

Anoche hasta las 2 de la mañana viendo El Padrino II y el sábado pasado lo mismo con la primera parte. ¡Qué enormes películas! Son de esas obras de arte en la que uno puede ponerse en la piel del mal y verlo propio de seres humanos no muy lejos de nosotros mismos. En todos habita un asesino y un sádico, como vive un bondadoso y una persona tierna. Nadie escapa de las circunstancias y nadie es un arquetipo del mal estilo Marvel. Pasa lo mismo con Lolita de Nabokov (¿perversión u obra maestra?), donde te acercas al pederasta, o obras como Eichmann en Jerusalem y la banalidad del mal de Hannah Arendt o El Hundimiento que te ponen en la piel espantosamente humana de los asesinos de masas. ¡Ah, ese final de la película de Coppola! Cada vez que lo veo me pone el estómago del revés: Michael Corleone, en la apoteosis de su poder, ordena matar a todos sus enemigos incluido su hermano, mientras es la viva imagen de la soledad absoluta, del desprecio por la vida y de la anulación de la compasión.

Otra cosa. Se acabaron los viajes low cost y algo sensato me impulsa casi a celebrarlo. Eso de irse a Praga el fin de semana por cuarenta euros como que no. Y creo que Praga lo agradecerá. ¿Realmente es importante para mi pasar dos días viendo «lo típico»? Me parece que perdemos poco y los lugares masificados, véase ciudades, playas y demás sitios arrasados por el turismo rebaño, ganan mucho. No se hizo tal lugar o tal otro para que yo lo visite, no seamos tan antropocéntricos que la naturaleza últimamente se empeña en enseñarnos lo contrario. El Everest, las Malvinas o Perito Moreno seguirán ahí vaya yo o no a verlo y probablemente resistirán mejor el paso del tiempo si lo vemos en foto. Y lo mejor… ganamos tiempo para ver lo cercano, todo eso que está ahí cerquita y a lo que no prestamos atención porque lo damos por hecho.

Al final es todo quedarse en el aquí y ahora, vivir sin excesos (o con pocos, que alguno de vez en cuando lo pide el cuerpo) y cultivar la proximidad empezando por lo más próximo que soy yo mismo. ¿Tan mal plan es? No hablo del gran condicionante que es el aspecto económico y que cantidad de gente sufrirá. Sí, es injusto no hablar de ello. Porque es una gran putada que sin quererlo ni buscarlo la gente humilde sufra las consecuencias. El primer aquí y ahora es comer y tener para lo básico, es cierto. Pero creo que también darse cuenta de lo básico para el corazón, que lo teníamos perdido, para nutrir el alma y la paz interior también es importante.

Ciudades depredadas. Sociedades depredadas y depredadoras. Y de repente la pausa. ¿Para qué vale todo lo que me rodea si no puedo usarlo? ¿Para qué vale mi vida si se me apaga la luz? ¿Es la oscuridad oscura o es otra forma que, como no conozco, temo? Era un ser usador, usado y quizá abusado y ahora no se quién soy.