Todos estamos necesitados de verdad. El mundo y la sociedad están hambrientos de franqueza y honestidad. Esencial y autentica. Pura, sin tapujos, sin defensas. La del corazón. Aperturas en canal emocionales, de esas que reconocemos más desde la intuición que desde la razón, en las que alguien se revela ante nosotros sin ocultar nada, desde lo cierto, desde lo que hay, por muy sucio, feo y horrible que suene. Cuando se pone de manifiesto la contradicción en la que vivimos…